White Chess Set I Versión de Robert Krokowski
1 de agosto de 2025, 13:20, Gropius Bau Berlin/Germany
Cuando Yoko Ono instaló el juego de ajedrez blanco en 1966, añadió la siguiente invitación: Juego de ajedrez para jugar siempre y cuando recuerdes dónde están todas tus piezas.
Cuando el 1 de agosto de 2025, en el Gropius Bau de Berlín, respondí a esa invitación, casi cincuenta años después de que fuera pronunciada, no me encontré primero solamente frente a un tablero de ajedrez blanco con piezas blancas sobre una mesa blanca, sino también frente a una silla blanca vacía. No empecé de inmediato a jugar con las piezas blancas y el lugar vacío. Miré alrededor de la sala, a una de las imágenes cuadradas grises en la pared a mi izquierda, en la que, en el centro, había una sola palabra: TOUCH. Miré de manera invitante a algunas visitantes y algunos visitantes. Al cabo de un rato, toqué un peón y lo moví. Me di cuenta de que ahora jugaba deliberadamente con la silla vacía frente a mí. Se convirtió en un espacio de juego que le daba nuevo juego a mi juego. Me di cuenta de que respondía a mis jugadas en representación del lugar vacío, pero también de posibles otras personas jugando. Pensé en personas que podrían sentarse allí. En partidas que había jugado. Capturé piezas. Me acordé de la regla pieza tocada, pieza jugada. Pensé en bailar. En la foto de Eve Babitz jugando con Marcel Duchamp, tomada a través del Gran Vidrio. Me di vuelta y miré por encima del hombro la instalación de vidrio con el agujero, para la que Yoko Ono había dado la invitación: GO TO THE OTHER SIDE OF THE GLASS AND SEE THROUGH THE HOLE. Y cuando terminé la partida con un jaque mate, pensé en los cascos que colgaban detrás de mí del techo, llenos de piezas de rompecabezas del cielo. Me levanté, acerqué la silla a la mesa y dejé la posición final en el tablero. Me acordé de mis instalaciones de land art: después de disponer lo encontrado, dejar la configuración final tal como está y alejarse. Contemplé el set por un instante desde el lado de la silla vacía. Me hizo gracia la silla vacía frente a mí. Un buen ejemplo, pensé, de las posibilidades e imposibilidades de lo singular.
En la acción performática, los acontecimientos y resultados no están fijados de antemano. Son procesuales y dependen de quienes participan. No surge una obra que luego exista como algo terminado, sino que surge un fractal. Los fractales son versiones del juego que desarrollan la configuración de la instalación del ajedrez en multiples singulares o variables fractales. Su tiempo propio es fechable, pero no medible cronológicamente. Porque el White Chess Set actualizado es un ejemplo de una oportunidad agarrada por los pelos para la acción performática: las personas que juegan hacen uso del instante en que el ser de las cosas se condensa, en tiempo kairótico, en una configuración del así-ser. Para eso se necesita al menos a alguien que prefiera no seguir esperando.
Así, concepto y performance actual se unen en una obra en curso, en un taller móvil, en una nueva versión del juego, en un “con-juego” de acción conjunta. Por eso, los fractales son también singularidades ejemplares, y como tales, variables para espacios de juego de nuevas formas de comunidad. Remiten las variaciones artísticas del ajedrez a un nuevo espacio de juego: el de la posibilidad de cambiar, reconfigurar y actualizar el juego.
Por eso, un fractal actual del White Chess Set de Yoko Ono, ejecutado por actores que lo “juegan” casi cincuenta años después, no es una variación del ajedrez en la manera de Eve Babitz y Marcel Duchamp (1963, en el Pasadena Art Museum) o en la manera de Reunion de Marcel Duchamp y John Cage (Toronto, 1968).
Esas partidas son obras singulares que, si bien pueden variarse por repetición e imitación, no formulan en sí mismas la invitación a que tengan lugar nuevas versiones performáticas.
Ese espacio de juego, en cambio, sí lo ofrece el White Chess Set de Yoko Ono. Ella misma lo usa, por ejemplo, junto con Anthony Cox (Yoko Ono and Anthony Cox playing chess on Ono’s White Chess Set, 1966, con otras obras incluidas en su exposición al fondo, Indica Gallery, Londres, noviembre de 1966).
También las denominaciones cambian cuando se usan para describir el acontecer de fractales de obra (algo en los multiples singulares a la manera de Yoko Ono). Ellas mismas ganan “juego” y encuentran el espacio que, según Giorgio Agamben, lleva el nombre propio agio: «… o sea, el espacio libre que cada uno necesita para poder moverse libremente, en el que la proximidad espacial roza el momento oportuno (ad-agio, aver agio, tener la ocasión) (…)». (Giorgio Agamben, La comunidad que viene, Berlín, 2003, p. 28).
Algunos entienden la palabra “suplente” en sentido militar, ven a los actores como tenientes en una guerra de ajedrez por delegación; pero las personas que juegan en el set de Yoko Ono no son magnitudes con las que haya que contar, sino agentes en quienes se puede contar; no representan rasgos ni atributos de instigadores de guerra, sino la posibilidad de la convivencia de instigadores de paz.
Por eso, las invitaciones de Yoko Ono tienen más de una convocatoria a bailar juntos que de un reto a combatir: cualquiera está invitado, y también cualquiera no querido, que no se canse de justificar guerras por delegación. También ellos están invitados: a dejarse cosquillar hasta que, riéndose de sí mismos, se arranquen la máscara de la ideología para mostrar el vacío donde también podría mostrarse un rostro humano.
Yoko Ono: «Al principio, todo está bien si ganás; pero si perdés, empiezan a decir: “Oh, ¿eso no es mío?”… “No, no. Eso es mío”, ¿viste?, y de algún modo intentan engañarse mutuamente.
Y podés jugar con eso. Es un juego muy interesante porque te cosquillea un poquito, ¿entendés? El resultado es diversión y risa. Para nada serio – y así es la vida, ¿sabés?».
Nada de esto cambia aunque en una versión del White Chess Set una de las dos sillas quede vacía. Esa silla invita entonces a poder sentarse y hacer que tenga lugar un juego conjunto en el que se anulan el “con” y el “contra”. Ésa es la pregunta actual: ¿puede la instigación a la guerra volverse ineficaz si a quienes son convocados se les da la posibilidad de experimentar, en el juego, cómo es posible no jugar?
Si las obras de arte ya no son solamente artefactos materiales, sino configuraciones para una acción conjunta, entonces otra invitación de Yoko Ono, que pronunció junto con John Lennon en 1969, muestra su vigencia: Give peace a chance.
Robert Krokowski
-> «Bag Piece» Homenaje a Yoko Ono I Version de Marlen Wagner